
Introducción
El azafrán (Crocus sativus) está ganando reconocimiento más allá de los usos culinarios y cosméticos: muestra un gran potencial en el cuidado de la salud mental.
Evidencia clínica
Múltiples estudios confirman la eficacia del azafrán en la reducción de síntomas de depresión y ansiedad de leves a moderados. En algunos ensayos, la suplementación diaria (30–60 mg) mostró beneficios comparables a los antidepresivos estándar como la sertralina y la fluoxetina, con menos efectos secundarios. Otros estudios también reportan mejoras en el estado de ánimo, la función social y la calidad de vida en general.
Los compuestos bioactivos del azafrán—crocina, crocetina y safranal—actúan como antioxidantes y moduladores de neurotransmisores como la serotonina, lo que puede explicar sus propiedades para mejorar el estado de ánimo.
Seguridad y consideraciones
El azafrán generalmente se tolera bien, pero dosis altas pueden ser tóxicas. Se han reportado efectos secundarios leves como náuseas o sequedad bucal. Debido a la variabilidad en la calidad de los suplementos, se recomienda usar productos verificados por terceros y consultar a un profesional médico antes de su consumo.
Conclusión
Con la creciente evidencia, el azafrán está emergiendo como un complemento natural en el manejo de trastornos mentales leves a moderados, ofreciendo una alternativa segura y culturalmente arraigada en el cuidado psiquiátrico.